La belleza de lo tangible

Antes del digital, la copia final era lo más importante. Sin ella, no eras capaz de disfrutar de tu imagen al 100%. Podías previsualizarla en el negativo sobre la mesa de luz, pero, como todo lo oscuro se ve claro y lo claro se ve oscuro, era sólo una aproximación. Podíamos hacer una hoja de contacto para positivarlo pero eso solo era referencial. Hasta que hacías una copia, por más pequeña que fuera, no eras capaz de ver realmente la imagen y, por lo tanto de disfrutarla.