No volverán

Esta semana conocí a un venezolano (pongamos que se llama Raúl) que lleva 9 años en Madrid y no ha ido a Venezuela desde 2009. "No volveré, no tengo nada que buscar ahí. Veo las noticias muy de vez en cuando, pero nada más". Me lo dijo con desazón y convicción. No había desprecio en su gesto. Era más bien resignación. Fue la confesión de un tipo afable, casi melifluo, que relataba cómo el miedo que  sintió en su última visita a Caracas le arrancó las ganas de repetir la experiencia. Así que cada año paga el pasaje de su madre, hermanas o tías y las trae a España y se van de paseo. Él ya tiene una decisión tomada y es la del no retorno. Literalmente.

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