Edgar Rodríguez, cuando el capital económico no es lo más importante

Próximo a abrir su séptimo local en España, Edgar Rodríguez, creador de la marca Arepa Olé, se siente feliz cuando ve que españoles y venezolanos se funden en un mismo plato. Prácticamente una desconocida cuando abrió su primera tienda, el 10 de mayo de 2012, la arepa está hoy en boca de todos. Nunca mejor dicho.

La de Edgar es una historia de éxito, de esas que nos gusta contar a los periodistas, aunque en este caso -como en todos- es deber escudriñar palabras y gestos para saber qué tan tortuoso ha sido el proceso. Siempre pensé que una arepera en España era una mala idea, pero es de justicia decirlo: valentía, perseverancia y visión comercial son tan o más importantes que la idea. Y él nos demuestra, además, que si tenemos don de gente, el resultado pueden ser siete tiendas y cuatro Foodtruck en cinco años.

Nació en Caracas en 1979. Casadísimo, tiene una familia de anuncio. Emigró a España en octubre de 2006 y desde que pisó Madrid no ha parado. Hoy, desde Rivas-Vaciamadrid (donde tiene su centro de operaciones) proyecta su negocio, hace números, echa las 24 hora del día para dar empleo a más de 50 personas. Nunca lo he visto en política. Le conocí porque incursionó primero en el periodismo, con la marca Yo Soy Venezolano. Revista, web y redes que aglutinaron a un sector que me era harto conocido. Un día apareció con una tienda en el madrileño barrio de Chueca, me costó creer que se trataba del mismo chico. Es lo que tienen los buenos comerciantes, allí donde ven un nicho, acaban montando un negocio.

  • ¿Cómo nació la idea de Arepa Olé?
  • Mi esposa y yo pensamos que podía ser un buen negocio. A mí me gusta cocinar y a ella le gusta el marketing. Yo soy muy de tomar riesgos y ella es buena para la administración. Y de esa combinación nació la idea.
  • ¿Por qué ese nombre?
  • Una noche llegué a casa y mi esposa me dijo "lo tengo" y le pregunté ¿tienes el qué? Me respondió: "el nombre, Arepa Ole". Así nació, ella lo creó.
  • ¿Cómo hicieron con el dinero?
  • Apareció un local con muy buenas condiciones de inversión y prácticamente sin obra civil, así que fuimos al banco y pedimos un crédito de 16.000 euros. Con eso y nuestras tarjetas de crédito montamos el primer local.
  • ¿Cómo te atreviste con este sector, siendo que venías de haber montado una revista?
  • Siempre he sido de la filosofía de montar negocios que tengan que ver unos con otros para que creen sinergia entre ellos y la arepera se ajustaba justamente a lo que teníamos en ese momento.
  • ¿Cuándo te diste cuenta de que el concepto gustaba y de que tenías la capacidad de crecer?
  • Dos años después. En 2014 abrimos el segundo ubicado en la Plaza Mayor de Madrid. Con éste dimos un gran paso y nos convertimos en franquicia montando a su vez un obrador. En 2016 llegaron los cuatro Foodtruck, dos propios y dos en modalidad de franquicia, y justo después nacieron las tiendas de Las Tablas y Granada. En el 2017 se sumaron Sevilla y recientemente Sambil.
  • ¿Con cuántos empleados comenzaste y cuántos tienes ahora?
  • Empezamos siendo autoempleados. Mi esposa y yo hacíamos mil cosas. La arepa era una completa desconocida en España. Hoy en día generamos 25 empleos directos y 35 indirectos.
  • ¿Hacia dónde va Arepa Olé?
  • Por lo pronto, hacia los diez locales.
  • ¿Si alguien quiere montar una franquicia de Arepa Olé, qué debe hacer?
  • Escribirnos un mail a franquicias@arepaole.com.

¿Alguna anécdota? "Sí. Hay gente que se ha movilizado hasta más de dos horas para comerse su arepa".

Las que más piden los españoles son la reina pepiada, la bomba y la cabrita

Edgar Rodríguez de Arepa OléPara Edgar, el chico que consolidó la arepa en España, el secreto es la versatilidad del plato. "La arepa es muy noble, con ella podemos trabajar con muchísimos rellenos" dice.

Allí donde se requiere la presencia de Edgar, siempre está, para hablarle a los venezolanos que desean emprender en España. Los orienta, les da consejos.

"Paciencia, trabajo, esfuerzo. La desesperación de los primeros años es el peor enemigo de los emprendedores" apunta.

Reconoce que no siempre las cosas le salen como desea, "pero eso no significa que no salgan bien". De cada tropiezo dice extraer lo bueno, porque todo tiene su lado bueno. Cuando alguien le contacta para decirle que quiere montar su franquicia se siente orgulloso, y cuando ve a una persona comiendo una de sus arepas se siente feliz. Su máxima...

“Es intentando lo imposible como se realiza lo posible”. Henry Barbusse