La conspiración

No me creo eso de que Roland se haya convertido de pronto en un peligroso terrorista, capaz de acabar con lo que queda del mandato de Maduro. Hablo para entendernos mejor de Roland Carreño, mi compañero por muchos años en El Nacional y de quien no guardo otra imagen que la del profesional responsable, dedicado por años a la denominada prensa de farándula y quien destacaría luego como uno de los tres animadores de “Buenas Noches”, aquel sabroso programa de Globovisión que hizo gala de un periodismo serio de oposición y que, pese a que nos gustara o no, fue fuente de las noticias más polémicas que hacían rabiar a los encumbrados déspotas del chavismo.

Cerrado ese ciclo, Roland siguió haciendo lo suyo: periodismo y ello lo llevó al terreno de las inquietudes sociales en un país que se ha desmoronado, primero con Chávez y ahora con esa tragedia se ha eternizado bajo Maduro. Es natural entonces que el buena gente de Roland Carreño haya devenido en el jefe de prensa de Juan Guaidó, en este mandato presidencial interino que agobia porque no son pocos los que tiran la toalla o se pasan al enemigo.

A ese Roland Carreño profesional, buen ciudadano, con acendrado amor por la democracia, es a quien el necio de William Tarek Saab, ese “poeta” que una vez abogó por los derechos humanos, se empeña en presentarlo como cabecilla de un plan de conspiración para derrocar a quien está a punto de ser derrocado.

C...de pana, fiscal de cartón de piedra: demasiada agua ha corrido bajo el puente, pero no olvido cuando en tus años mozos te presentabas a la redacción de El Nacional para denunciar la violación de los derechos humanos en gobiernos de Caldera, de CAP o de Lusinchi. Me irrita que, entre tantas payasadas y crímenes que has convalidado en este régimen oprobioso, te atrevas a mencionar a Roland Carreño como el líder de una conspiración. Toma nota, porque esta nueva arbitrariedad de los aparatos represores de la narcodictadura no rima con la poesía.