Buscando identidad

Si algo caracteriza a los pueblos que emigran, por cualquier razón, es que se sienten desanclados de su identidad. Trabajan, proponen, emprenden, se educan, hacen sus vidas como los demás ciudadanos del nuevo espacio, pero no se sienten partícipes de la nueva nación que comparten.

Buscan a sus compatriotas y hacen guetos, lugares auto-protegidos para que, de alguna manera, se mantenga ese fluir de la nostalgia con algunos manjares de la mesa ancestral, compartir señas de identidad del pasado que ya no es y buscar, en el álbum de los recuerdos aquellas postales mil veces vistas de la tierra que se dejó atrás.

El éxodo de los sirios es el abreboca de esta situación. Buscan entrar en tierras europeas donde se vislumbra un futuro seguro. Un espacio de libertades y buen hacer. Un lugar donde trabajar, donde se permita vivir y un hogar donde ver crecer a los hijos. Las bombas, los disparos, las persecuciones y el hambre quedan en el alambre de espinos, las caminatas por las vías del tren, las noches en los descampados...

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