Carmen Riera: Crear con excelencia, una forma de resistir

Serie: Periodistas venezolanas, más allá de la pandemia (I)

"Crear con excelencia es una manera de resistir ante la precariedad". Carmen Riera

La inactividad es una palabra que no existe para Carmen Riera, una mujer que ha sido responsable de gestar y coordinar importantes proyectos periodísticos venezolanos en la última década.

Su inquietud era evidente desde que llegó a la Escuela de Comunicación Social de la UCV en 1987, luego de explorar durante varios semestres su curiosidad por las ciencias puras en la Escuela de Física.

Ni en sus años universitarios se permitió un respiro. Cantaba en la coral, participaba en las actividades de la parroquia de Cumbres de Curumo junto al padre Ferrín, era una buena estudiante y se inició en el mundo del diseño editorial como aprendiz en el taller del profesor Eduardo Orozco.

Los grandes diarios fueron el paso lógico al iniciar de lleno su carrera profesional. Trabajó en el departamento de diseño de El Nacional y de Economía Hoy, donde se apasionó por la infografía porque le interesaba el uso de la imagen para sintetizar y simplificar información compleja que debía ser divulgada a grandes audiencias.

En la Cadena Capriles tuvo la posibilidad de explorar sus capacidades organizativas y gerenciales en la coordinación del departamento de fotografía y diseño. Entre sus proyectos entrañables estuvo la digitalización de uno de los mayores archivos fotográficos del país, para preservar trabajos tan importantes como El Porteñazo, con el que Héctor Rondón Lovera ganó el único premio Pulitzer de Venezuela.

Apasionada del deporte, participó en la creación del diario deportivo Líder. Otro de sus "hijos" fue el Seminario de Diseño de la Información, que reunió durante varios años a los mejores exponentes de la fotografía, el diseño editorial, la infografía y el periodismo digital del mundo.

Participó en el proceso de transformación editorial que fusionó los equipos de Líder, Últimas Noticias y El Mundo en una de las más innovadoras redacciones únicas de medios de América Latina.

Y aunque el cambio de propietario de la Cadena Capriles echó por tierra buena parte de los logros editoriales, Carmen no perdió el impulso ni el estímulo.

Como responsable editorial de Runrun.es también se ha anotado éxitos, como el reconocimiento como mejor equipo pequeño de periodismo de datos de los Premios de Periodismo de Datos 2018 (Data Journalism Awards) con el proyecto de Monitor de Víctimas y mención honorífica del Premio Colpin 2019 de investigación periodística por La fuga del oro venezolano: la ruta de un saqueo oficial.

Disciplina para vencer la precariedad

A Carmen ni el confinamiento la ha parado. Por el contrario, ha redoblado su actividad durante la pandemia de la covid-19, en una Caracas desvencijada por 20 años de revolución.

"La verdad es que yo no paro. Más, encerrada en estas cuatro paredes. Tengo que activar mi mente, hacer ejercicios y mantener una rutina fuerte. También es importante establecer contactos seguros, alguien con quien puedas hablar e interactuar en persona para mantener la salud mental", reflexiona Carmen sobre un confinamiento que comenzó en marzo y aún no ha terminado.

Se levanta antes de las siete de la mañana para que "le rinda el día" y no para hasta que cae agotada poco antes de la medianoche. El cambio de pasar todo el día en la calle a permanecer en casa no le ha pegado tanto, excepto por las labores domésticas. Admite que lo más difícil ha sido limpiar, cocinar y trabajar al mismo tiempo.

"Mi dinámica era completamente diferente. Antes le pagaba a una persona que se encargaba algunos días de los oficios de la casa y con la pandemia no se puede trasladar hasta acá. Así que me toca limpiar. Antes cocinaba temprano en la mañana antes de irme a trabajar. Ahora, a veces quito el video cuando asisto a una reunión o a un curso y escucho mientras limpio o cocino", dice.

Desde sus redes sociales mira cómo los amigos salen a la calle o van a la playa, tomando precauciones, pero sabe que en Venezuela es imposible. "Salgo los domingos a ver a mi mamá, sin abrazarla, y llevo mi portátil para conectarnos con los hermanos que están en el extranjero y mantener así el vínculo familiar".

Trabaja desde temprano pero a las 5:30 p.m. apaga la computadora para salir a caminar con una vecina. Es el horario que se autoimpuso para poner fin a su día laboral.

Se mantiene conectada por el móvil para comunicarse con su equipo, escucha música, lee pero no vuelve a sentarse frente al ordenador a menos que surja alguna situación extraordinaria, cosa que en Venezuela ocurre con cierta frecuencia.

Sobre los desafíos para su equipo de trabajo, Carmen cuenta que la mayor dificultad al principio de la pandemia fue la escasez de gasolina, aunque pudieron solventarlo sin afectar sus contenidos porque Runrunes no realiza cobertura diaria.

La comunicadora caraqueña tampoco se ha acostumbrado a la incertidumbre y la precariedad. "Lo que nos frustra y nos cansa es la falta de conectividad y la intermitencia del servicio de energía eléctrica. Cuando se va a luz me pongo de un humor terrible, que no me soporto ni a mí misma. Tengo tres dispositivos de tres empresas diferentes para no quedarme sin internet".

Desde el punto de vista logístico, los miembros de la redacción se llevaron las computadoras a sus casas. "Cada quien ha tenido que buscar la mejor manera de seguir trabajando. Hay días en que la precariedad es dura. No tienes ni luz ni agua. He pasado 5 o 6 días sin televisión y sin internet y hay que buscar la manera de conectarse. Y cuando no me funciona nada, trato de respirar hondo, de salir a la calle a buscar comida".

A pesar de la falta de recursos y el encierro, los periodistas de Runrunes han aprovechado los meses de pandemia para enfocarse en el desarrollo de su propósito, que justamente habían comenzado a elaborar en enero, junto a un modelo de trabajo que les ha permitido sortear los obstáculos de la cuarentena.

Una Chica Poderosa

"Yo he hecho muchas más cosas encerrada en casa de lo que hago normalmente. Había comenzado entrenamientos que tuve que continuar. Estoy llenísima de cosas", dice Carmen sonriendo.

Uno de sus proyectos en progreso es el de las Chicas Poderosas, que se había reactivado en 17 países del continente americano antes de la Covid.

Carmen había sido seleccionada, junto a la periodista Yelitza Linares, para participar en un entrenamiento para la formación de embajadoras de las Chicas Poderosas en Buenos Aires en abril 2020, pero las restricciones de movimiento impidieron el traslado. Sin embargo, los organizadores no se dieron por vencidos y realizaron la formación online durante 10 sábados, en los que aprendió estrategias para formar equipos y buscar financiamientos para proyectos.

Lo más satisfactorio para Carmen fue la insistencia de las tutoras en hacerlas sentir valiosas y en estimular a las participantes a creerse lo suficientemente capaces para aplicar y ganar becas, trabajos y financiamientos.

Ahora Carmen y Yelitza forman parte del equipo responsable de armar el capítulo venezolano.

Carmen Riera también es una de las mentoras de Sembra Media, una organización latinoamericana sin fines de lucro dedicada a formar periodistas digitales, fundadores de medios, emprendedores para sustentar el desarrollo y crecimiento de contenidos digitales de calidad.

Confiesa que en este proyecto a veces le asaltan dudas "porque me cuesta no tener todas las respuestas", pero al final siempre se nutre con los desafíos presentados por los participantes.

Uno de los proyectos que ha retomado durante la pandemia fue un directorio de mujeres referentes que había comenzado hace unos años durante un curso con Luisa Kislinger, coordinadora general de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa). Carmen se dio cuenta, revisando los últimos trabajos del portal, que todas las entrevistas recientes eran de hombres especialistas. "Busqué el directorio, lo reactivé y cada vez que pautamos un trabajo recordamos al equipo que debe haber al menos una mujer".

Otra iniciativa en marcha es la reactivación de talleres a estudiantes universitarios para promocionar las innovaciones para vencer la censura realizadas en la alianza de El Pitazo, Runrunes y Tal Cual.

"He estado analizando cómo hacerlo si no se pueden hacer visitas. Hay que afinar la metodología para que los encuentros digitales sean interactivos, crear aplicaciones para que los estudiantes puedan participar y funcione para el que se conecte en ese momento".

Para Carmen Riera no existen las excusas. Planificar, organizar y dirigir proyectos periodísticos de calidad en las condiciones más adversas es una misión de vida.

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