Carta abierta a Almudena Grandes

No recuerdo haber leído en ninguna parte un relato fiable sobre lo que ocurre en Venezuela. Sobre mí se han derramado, eso sí, toneladas de información. Almudena Grandes. El País Semanal.

UNO

Echas en falta, Almudena, “un relato objetivo, fiable y veraz sobre las razones de la situación que padece Venezuela”, y te preguntas si será culpa tuya. Sí, Almudena, es culpa tuya, aunque preferiría hablar de responsabilidad. Es tu responsabilidad, porque, como en cualquier otro conflicto, desde Troya, la información también es parte de la guerra, y hay que aprender a discernir entre verdad (realidad) y propaganda. Pero reportajes, artículos y análisis que expliquen en profundidad la situación venezolana abundan en este mismo medio en el que escribes, El País. ¿Por qué te los has perdido?

Porque te provocan algo que en psicología se llama disonancia cognitiva (Festinger, 1957), y que, en tu caso, como en el de Manuel Rivas o el Papa Francisco, consistiría en una falta de coherencia entre los ideales políticos de justicia social de la izquierda (nobles, por lo demás, y que yo comparto) con la práctica de una revolución de izquierda como la bolivariana, que ha agravado hasta límites insostenibles la situación social de Venezuela.

La incoherencia entre la ideología y la puesta en práctica de dicha ideología produce malestar psicológico. Entonces, ante información que nos ratifica que la revolución socialista fracasó, es preferible no leer o cerrar los ojos, a cambiar de opinión o cuestionarse las propias creencias. Por eso “no recuerdas” haber leído buenos análisis sobre Venezuela. No porque no estén a tu disposición, sino porque te resulta doloroso hacerlo.

DOS

Sorprende, Almudena, que como intelectual desconozcas una idea que en Occidente, al menos desde Kant, lleva más de dos siglos de vigencia: no conocemos el mundo de forma objetiva, todo conocimiento es interpretación. Nadie te puede servir un análisis “objetivo”, porque tal objetividad no existe. Eso no significa que estemos condenados a vivir atrapados en una subjetividad sin puentes con la realidad. Lo que significa es que la realidad (su interpretación) es una construcción, y que, como cualquier edificio, hay construcciones más sólidas, equilibradas y funcionales que otras.

En literatura hay un concepto relacionado, el de verosimilitud. Te pongo un ejemplo sacado de tu propio artículo: ¿te parece verosímil el argumento de que el desabastecimiento se debe a que los venezolanos pobres ahora son más ricos y consumen más? ¿Por qué en otros países en los que ha disminuido la pobreza no ha ocurrido tal desabastecimiento? Si hay más compradores, los empresarios producen más o importan más, y ¡a ganar más dinero! Creer que disminuir la pobreza puede causar desabastecimiento es una idea tan pueril que, en mi opinión, no vale la pena ni discutirla. Sin embargo, alguien con tu inteligencia se permite contemplarla. ¿Por qué? Por la disonancia cognitiva, porque tu sistema de creencias busca restablecer la coherencia interna y para lograrlo es capaz, incluso, de aferrarse a ideas que no son verosímiles. Como buena escritora que eres, estoy seguro de que en una obra tuya no se colaría jamás un argumento con semejante debilidad.

TRES

Buscas certezas, Almudena, de quién es el responsable de lo que pasa en Venezuela, y aunque haces un gran esfuerzo para reconocer que el gobierno venezolano “ha hecho muchas cosas mal”, de inmediato agregas: “seguramente tantas como las fuerzas de la oposición”, recurriendo al mismo esfuerzo equitativo de repartición de responsabilidades que acabas de criticar en algunos textos que has leído sobre Venezuela.
Imagina que alguien te dijera que los problemas de falta de recursos en la sanidad pública madrileña son por igual responsabilidad del gobierno del Partido Popular y ¡de la oposición! Seguro que te indignarías si escucharas algo parecido, porque tendrías muy claro que la máxima responsabilidad es del gobernante. Pero resulta que en Venezuela no, en Venezuela te resulta coherente la idea de que los tres millones de venezolanos desplazados, según Naciones Unidas, sean responsabilidad compartida de gobierno y oposición. Da que pensar lo que la disonancia cognitiva puede hacer sobre nosotros, ¿verdad?

CUATRO

Información de calidad sobre lo que pasa en Venezuela existe. Por ejemplo, ¿leíste el informe técnico de la oficina de la comisionada de DDHH para la ONU, Michelle Bachelet? Siendo que la expresidenta chilena es militante de la izquierda, leer ese informe puede ser un buen paso para que comiences a romper la disonancia cognitiva que te produce Venezuela.

CINCO

Por último, Almudena, si ves que no puedes, que el esfuerzo por revisar tus creencias te genera demasiada incomodidad, como escritora conoces perfectamente que, a veces, tan importante como la palabra es el silencio.