Desiertos informativos propiciados por el Estado

En marzo pasado se perdió el satélite Venesat1, y aún no ha sido restablecido en su totalidad el servicio de televisión directa al hogar de Cantv, lo cual afecta a medio millón de suscriptores. En mayo, DirecTV decidió irse del país, dejando a la intemperie a 2.2 millones de suscriptores, aunque poco más tarde sus operaciones fueron adquiridas por la empresa chilena Scale Capital, que se encuentra en vías de dolarizar sus tarifas.

Los servicios estatales de televisión abierta (VTV, etc.) y de radio (Radio Nacional, etc.) cada vez cubren menos geografía. Internet de banda ancha, que Cantv casi monopoliza, se deterioran: desconexión total en algunos casos, intermitencias en otros, aunado a que la velocidad es una de las más bajas del mundo.

En telefonía móvil, la caída de la penetración ha sido asombrosa: en 10 años ha pasado de 100% de la población a 42%, siendo Movilnet la operadora que mayor deterioro exhibe: de 42,7% del mercado en 2018, se ha reducido a 10.68% el año pasado.

Un informe del Instituto Prensa y Sociedad Venezuela Ipys, presentado la semana pasada (Atlas del silencio: los desiertos de noticias en Venezuela), escruta las localidades, rurales o urbanas, que no son cubiertas por medios de comunicación (impresos, TV, radio y portales digitales). Y en esos desiertos, la presencia de los medios oficiales es casi nula:

“Los resultados de la consulta indican que 79,69% de las menciones a medios que producen información local son privados..., y los medios estatales representan solo el 6,65% de los datos enviados por los informantes”.