Mantener un extranjero en Miraflores no es ético ni moral

“No se debe salir de Maduro, por ahora, porque si éste sale del gobierno, si se va, se desatarán los demonios”.  Así se lo he escuchado (privada y públicamente) a algunos opinadores y  dirigentes de la MUD considerados “de peso”. Este discurso o narrativa pareciera que es lo que quieren instalar en el país. 

Y una se pregunta ¿qué tipo de demonios? porque los diablos están sueltos con poder político y económico desde hace más de una década.

En la más reciente columna de Vladimir Gessen, publicada en Informe21.com, se puede leer que según estimaciones del Departamento de Estado norteamericano “por Venezuela trafican más de 300 toneladas de cocaína por año que representan más de 30 mil millones de dólares. De acuerdo a las denuncias realizadas por altos funcionarios del gabinete de Hugo Chávez la corrupción alcanza al 25 % del presupuesto nacional por año.

El contrabando de extracción de gasolina y de otros productos se estima que podría superar los 5 mil millones de dólares anuales, lo que desarrolla una economía de 40 mil millones de dólares” y agrega esta perla: “existen acusaciones e informaciones de que este colosal manejo doloso de dólares involucra a altos funcionarios del Estado, en quienes han reposado importantes toma de decisiones”.

Entonces, ¿no andan sueltos y gobernando los demonios de la corrupción, el narcotráfico y la delincuencia organizada? Cada hora, cada minuto o segundo que Maduro, su banda, cómplices y colaboracionistas permanecen en Miraflores se atornillan más, complicándose la salida al desastre originado por ellos  que nos lleva irremediablemente hacia un apagón general, al aumento de la inseguridad comandada por pranes y la agudización de la crisis humanitaria que vive el pueblo venezolano que no consigue la comida ni los medicamentos necesarios para mantenerse con vida.

La nacionalidad de Maduro es el mecanismo democrático, constitucional, pacífico y electoral para lograr un cambio de gobierno. Es la llave que puede abrir la cárcel en que Maduro ha convertido al país secuestrando todas las instituciones.  No es ético ni moral que quienes desde la Asamblea Nacional pueden “darle la vuelta a la llave” y abrir el candado que mantiene presa a la democracia, justicia y libertad, no hagan nada para sacar al extranjero de Miraflores, forastero que además, está a la orden del gobierno cubano.

Es importante destacar que la Asamblea Nacional no tiene la obligación de encontrar las pruebas sobre la nacionalidad de Maduro; por el contrario, le corresponde a él demostrar ante la Asamblea y ante la opinión pública nacional que es “venezolano por nacimiento y sin otra nacionalidad”.

Tanto Aristeguieta Gramcko como la ex magistrada Blanca Rosa Mármol de León han explicado repetidamente que la destitución de Maduro, por ser colombiano, depende exclusivamente de la Asamblea Nacional y NO requiere de la aprobación del Tribunal Supremo de Justicia

José Luis Semprum, en su artículo del 29 de marzo titulado “Ramos Allup ¡No le tengas miedo al cuero! y aparecido en LaPatilla.com ha escrito: “el TSJ es un antro controlado por el Gobierno, conformado por magistrados express, sin currículo pero con prontuario. Mientras que la Asamblea Nacional es el único poder con legitimidad y prestigio (que se debilita en la medida que no actúa)”, y termina Semprum con una propuesta al presidente de la AN: “Pídale públicamente a Nicolás Maduro que presente su partida de nacimiento. Lo demás vendrá por añadidura”.

Pregunto yo ¿por qué no lo hace?

Uno de los dirigente de la MUD ha dicho por allí que no le parece que se deba convertir el tema de la nacionalidad de Maduro en el centro de la política nacional.  Desconoce ese personaje que para la inmensa mayoría de quienes sobrevivimos en el país, salir de Maduro porque no es venezolano y por tanto no puede ser presidente, es el eje, foco y núcleo que nos ocupa.

@NituPerez