Demócratas y Republicanos, dos formas de enfrentar al comunismo en América Latina

Desde Eisenhower hasta Ford los presidentes de EEUU siguieron la misma línea frente al comunismo en América Latina, representado por el gobierno de la isla de Cuba. Sin embargo, desde la administración de Jimmy Carter cambió la fórmula, demócratas y republicanos representan formas diferentes de enfrentar al régimen cubano.

Los presidentes demócratas se han decantado por el diálogo buscando un acercamiento acompañado de flexibilización y levantamiento de sanciones apostando por la coexistencia de regímenes con algún tipo de compromiso; mientras que los republicanos han apostado por políticas duras de sanciones y aislamiento para provocar un cambio por fractura dentro del régimen.

Desde 1978, todos los presidentes han suscrito la autorización necesaria para mantener los poderes que tienen bajo la Ley de Comercio con el Enemigo (TWEA) tanto para reforzar como para aliviar las sanciones económicas a Cuba. En caso de materializarse un cambio en el ejecutivo norteamericano y que Joe Biden obtenga la victoria es seguro que retomará las políticas de Obama hacia Cuba y avanzará en conversaciones con el gobierno de La Habana. Ha ofrecido un estatus migratorio de protección especial (TPS) a los venezolanos y de seguro flexibilizaría las sanciones a la isla, a Nicaragua y al régimen venezolano.

En abril 2020 afirmó: “Número uno, Maduro está en problemas. Número dos, no hay razón para que no podamos sancionarlos; pero no reconocerlos es algo diferente a sancionarlos”. Es probable que el Gobierno (E) de Guaidó no tenga el mismo apoyo que ha conseguido con la administración Trump y deja una gran interrogante sobre lo que acontecerá a partir de enero 2021.

Una mirada al pasado ayuda a entender el futuro

Mano dura contra la isla 1961-1974

El republicano Eisenhower rompió los vínculos con Cuba en el 61 debido a los acontecimientos que se sucedieron después de la victoria de la Revolución contra la dictadura de Batista, convirtiendo a su país en satélite comunista. Cesó los contratos azucareros, la provisión de petróleo y apoyó la fracasada invasión de Bahía de Cochinos.

El demócrata Kennedy prohibió a sus ciudadanos viajar a la isla y adoptó la Ley de Ayuda Externa que impedía todo tipo de asistencia al Gobierno de Cuba e inició el embargo comercial a la isla. Sorteó la crisis de los misiles cuando EEUU descubrió la existencia de bases nucleares pertenecientes a la URSS en suelo cubano.

El demócrata Jhonson, extendió la fuerte presión sobre la isla caribeña a otros países, incluyendo a la España de Franco, con la finalidad de llevarles a romper relaciones con la isla y propició en la OEA un embargo total contra Cuba. El Congreso aprobó la Ley de Ajuste Cubano otorgando privilegios migratorios a los cubanos que ingresaran al país.

El republicano Nixon mantuvo la posición de sus predecesores, fue notorio su protagonismo en el Comité de Actividades Antiestadounidenses y negoció el Tratado sobre Misiles Anti-Balísticos con los soviéticos, los Acuerdos SALT I, mientras los medios oficiales y de propaganda del régimen cubano escribían por doquier el apellido del líder norteamericano sustituyendo la x por una esvástica nazi.

47 años de cambio en estrategias

Ford ha sido el único presidente republicano en relajar las sanciones contra Cuba, autorizó licencias específicas para viajes de negocios a la isla, el pago a Cuba de gastos de aterrizaje de emergencia para aviones estadounidenses y algunas transacciones comerciales; también firmó acuerdos sobre zonas de pesca exclusiva entre ambas naciones.

El demócrata Jimmy Carter estableció una relación de diálogos con el gobierno de Castro, modificó las sanciones económicas aplicadas a Cuba y autorizó a las subsidiarias estadounidenses instaladas fuera del territorio nacional a que tuvieran una relación comercial con Cuba, realizó enmiendas a las Regulaciones para el Control de Bienes Cubanos del Departamento de Estado y permitió la estancia en Cuba de ciudadanos estadounidenses, la venta de productos alimentarios y medicinas y el envío de remesas, y se abrieron representaciones diplomáticas a escala de Oficinas de Intereses en Washington y La Habana.

El republicano Reagan anuló muchas de las reformas de Carter y activó el Programa de Santa Fe con miras a suprimir el comunismo de América. Incluyó a Cuba en la lista de naciones terroristas; firmó la Ley de Transmisiones Radiales a Cuba iniciando Radio Martí con la finalidad de propiciar las ideas democráticas en la isla con transmisión desde suelo americano. En su lucha contra el comunismo, la frase "Tear down this wall!" pronunciada en el discurso que dio en 1987 en la Puerta de Brandeburgo, se convirtió en un emblema de su administración.

El republicano George H. W. Bush ocupó la oficina oval mientras el mundo estaba cambiando; el muro de Berlín cayó en 1989 y la Unión Soviética se disolvió dos años después; Cuba y su economía sufrió, la isla inició el Período Especial. Bush ratificó la Ley Torricelli que endurecía las sanciones contra Cuba y para favorecer la caída del socialismo cubano dictó la orden de conceder financiamiento a la oposición radicada en la isla.

El demócrata Clinton retomó los diálogos con el gobierno comunista de la isla, revisó la Ley de Ajuste Cubano y estableció la política de pies secos, pies mojados, por la que se dejaría de admitir a los cubanos interceptados en el mar y serían devueltos a la isla. Vetó el Título III de la Ley Helms-Burton, que codificaba todas las normas, regulaciones y órdenes presidenciales adoptadas contra Cuba desde 1962 y permitía a los tribunales estadounidenses perseguir a las empresas extranjeras que habían sido instaladas en propiedades expropiadas a cubanos por el régimen de Castro, entre otras. Alivió las sanciones a la isla, amplió las posibilidades de envíos de remesas y flexibilizó el número de aeropuertos estadounidenses y cubanos autorizados a tener vuelos entre Miami y Cuba, permitió la venta de mercancías alimentarias y agrícolas a entidades privadas.

Bush hijo, republicano, dio un viraje importante en las relaciones de su predecesor con Cuba, negó la visa a funcionarios cubanos, restringió los intercambios culturales, científicos y deportivos; creó la Comisión de Ayuda para una Cuba Libre, estableció medidas dirigidas a recrudecer el bloqueo económico y fomentar los grupos opositores y la propaganda en contra del gobierno cubano. Creó un grupo especial de jueces que persiguieran a bancos y empresas que mantuvieran relaciones comerciales con Cuba. Restringió a cubanos residentes visitar a sus familiares en la isla por tiempo limitado a 14 días cada tres años, prohibió pagar exceso de equipaje y prohibió la exportación a Cuba de equipos médicos, prohibió enviar remesas a ascendientes que militaran en el Partido Comunista Cubano. Bush también se enfrentó al gobierno venezolano de Chávez sin establecer sanciones concretas.

El demócrata Obama, nuevamente cambió la política de EEUU hacia Cuba, levantó la mayor parte de las restricciones impuestas a la emigración cubana permitiéndoles viajar a la isla sin obstáculos y enviar remesas ilimitadas a sus familiares, amplió la lista de productos que se pueden enviar a la familia en Cuba y autorizó a las compañías de telecomunicaciones estadounidenses empezar a operar en la isla. Obama retomó las conversaciones para reanudar el servicio de correos. Aprobó intercambios culturales, educativos, académicos y religiosos, permitió el envío de hasta 2.000 dólares al año a cubanos no familiares y que podrían ser invertidos en actividades mercantiles privadas. En 2014 La Habana y Washington anunciaron la normalización de las relaciones bilaterales y la reapertura de sus embajadas en 2015.

Barack Obama fue claro en la meta de su política respecto al comunismo y Cuba, el fin no era llevar la democracia a la isla, era empezar a apostar por el diálogo sobre la coexistencia de ambos regímenes; sin embargo, en el caso venezolano firmó un decreto que le declaraba amenaza para la seguridad nacional y establecía las primeras sanciones dirigidas a individuos corruptos y violadores de DDHH.

El republicano Trump, endureció las sanciones económicas contra La Habana, impuso las restricciones de viaje que se habían relajado bajo el mandato anterior, prohibió los cruceros desde suelo estadounidense a Cuba y abandonó el acercamiento diplomático con las autoridades, cerró las oficinas consulares estadounidenses en La Habana y endureció las medidas coercitivas, impuso nuevas multas contras bancos extranjeros que operaban activos financieros relacionados con Cuba. Creó la llamada Task Force, con el propósito de influir en el alcance y los contenidos digitales que vía internet llegan a Cuba. Se limitó nuevamente cantidad y frecuencia de las remesas a Cuba y eliminó la autorización para el envío de donativos. Tomó acciones para interrumpir los envíos de petróleo hacia y desde Cuba.

Es de destacar que en mayo de 2019 activó el título III de la Ley Helms-Burton, suspendido durante la administración Clinton. Prohibió a estadounidenses hospedarse en hoteles cubanos propiedad del Gobierno y comprar tabaco o rones cubanos y prohibió que Western Union
permitiera el envío de remesas a Cuba desde fuera de territorio estadounidense y amplió varias veces el listado de entidades y personas "prohibidas" con las cuales no sería posible establecer lazos comerciales.

En el caso Venezuela, la administración Trump estableció numerosas sanciones a funcionarios del régimen de Caracas, respaldó en enero de 2019 al Gobierno (E) de Juan Guaidó como legítimo presidente de Venezuela y el Departamento de Justicia ofreció una recompensa por Maduro y parte de sus más cercanos colaboradores, acusados de liderar un cartel de drogas. Calificó a Maduro de dictador y adoptó sanciones financieras contra los bonos de deuda de PDVSA y del Estado venezolano, impuso veto migratorio a Venezuela y lo catalogó como estado fallido.

En los últimos años ha existido una dualidad que pasa por tres épocas de relajamiento de sanciones y tres épocas de endurecimiento de las mismas dependiendo del partido político de quien esté sentado en la oficina oval. Los actuales líderes demócratas como Hillary Clinton, Obama, Biden, Harris, Ocasio Cortéz, actualmente apoyan la idea de Naciones Unidas, Human Rights Watch y Amnistía Internacional, que consideran el embargo como una violación de los derechos humanos y apuestan por la coexistencia de los regímenes. A su vez, líderes republicanos como Marco Rubio, Mario Díaz-Balart, David Rivera e Ileana Ros-Lehtinen apoyan las sanciones y prohibiciones a los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, se oponen a los intercambios educativos, culturales y académicos con La Habana y apuestan por la fractura de dichos regímenes.